domingo, 2 de febrero de 2014

"Relato a quién pretende pensar"

"En filosofía las preguntas

son más importantes que las respuestas"

Albert Camus



Aquí estoy de nuevo poniendo en primer plano la saga de la práctica III, la experiencia peculiar y única de la práctica universitaria; a mi modo panorámico la experiencia más verdadera y gratificante en donde pude visualizar el afecto por el conocimiento manifestado por algunos alumnos en las redes sociales y en persona.

Un grupo de alumnos de primer año tranquilo, pasivo en donde no pude tener la oportunidad de crear lazos más cercanos debido a la neutralidad e indiferencia del profesor suplente. Será un vacío muy grande al pensamiento filosófico que en la facultad no se asome ni siquiera por la biblioteca (una universidad se caracteriza por la diversidad y cantidad de pensadores ilustres) a la reflexión creadora y transformadora.

 Algún día la “rangocracia” dará lugar a la “meritocracia” y llegará un día alguien con las honestas competencias en el campo filosófico.

Es muy cruel no dejar entrar por los poros corpóreos la subjetividad, generalmente esperamos la crítica constructiva envestida de alguna frase destructiva pero con el tiempo uno la comienza a necesitar y a tomar en cuenta y generalmente cuando el malón se asoma el individuo avizora sus conductas, sus devoluciones y sus movimientos y en el campo de la enseñanza aprehender implica rescatar saberes anteriores de la experiencia y de las lecturas vividas y devolverlas mutuamente al binomio intercambiable alumno-docente y viceversa y siempre dejar una moraleja moral, filosófica, literaria o de la disciplina  que estudiemos.

Si bien a mí me faltó, lo admito ese ping pong dialógico con el otro , es decir,“los alumnos” tuve una micro-experiencia cuando quise recrear el panel de lectura y hacer que elijan al azar frases disparadoras, fue arriesgado y hoy pensándolo mejor esa actividad hubiese estado adecuada para un taller literario en un grupo reducido de alumnos. Sólo participaron tres chicos que realmente conversaron con el autor en relación con el absurdo y el existencialismo pero eso impidió que el resto quedase relegado.

Los temas abordados fueron titánicos yo quería decir y expresar las ideas y lecturas que a mi criterio serían fundamentales para alumnos ingresantes en formación esas figuras como Sartre y Camus promovieron la rebeldía social, filosófica, metafísica para  la formación de intelectuales ácidos y críticos con la misión de no ser engranajes del sistema encantados por la masa ni por las primeras opciones servidas en bandeja. Pero para eso me faltaron competencias que a lo largo de la profesión “abierta” como la enciclopedia de Italo Calvino, obligadamente, las tendré que adquirir.

¿Pero qué son las competencias a nivel intelectual? Las competencias se definen como un grupo abierto e interminable de saberes (saber aprender, saber hacer, saber ser y convivir) en constante interacción que permiten a las personas realizar desempeños idóneos que tienen un impacto en su propia transformación personal o profesional y en su entorno.

Mi conferencia, entendida como un sinfín de teorías pretendió ser de un corte intimista en conjunción con las anécdotas de los filósofos que aplicaron sus paradigmas teóricos a su vida cotidiana como yo necesité del medio exógeno para aprehender de ellos que se convirtieron en lecturas infalibles para tolerar la vida o “mi” vida.

Desde aquella cosmovisión intimista con mis peripecias, y la manera laberíntica de cómo construí los cimientos para llegar a la lectura de Camus y Sartre, yo pretendía que los alumnos desarrollasen una relación educativa profesor-estudiante o educando-educador que fomentase el compromiso, la crítica constructiva y la apreciación de la obra humana en todas sus manifestaciones culturales para realizarse como personas y estudiantes.

Para dejar una puerta semi abierta (no la voy a cerrar brutalmente como lo hice con la puerta de la escuela media) me quedo con las gratificaciones. La primera es que tuve un público extra primer año y extra práctica III vino y publicitó mi clase una amiga y compañera mía de la práctica II me dijo que de ninguna manera se iba a perder “mis ocurrencias” y que me quería escuchar sí o sí. Mis amigos de portugués que se han empalagado en el bar de la esquina con mis destellos “camuseanos” hicieron presencia. Y el fervor de un alumno que asentaba cada vez que hablaba del “materialismo diálectico”, Marx y cuando pasó exclamó: “¡Esperaba este momento de la clase para poder debatir!” alegrías del futuro oficio que engalanan el espíritu.

Pero nunca me olvidaré que una docencia de calidad implica una redefinición del trabajo del docente, de su formación y desarrollo personal.


Bibliografía


  •  Figueroa, Medina y Mafileño (2008): “La función docente en la universidad” en  Revista electrónica de investigación educativa versión online. Rediev. 10 n. spe: Ensenada.


  •  Zabalza, M (2003): “Competencias docentes del profesorado universitario: Calidad y desarrollo profesional” Madrid: Narcea.










 
 

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