jueves, 4 de diciembre de 2014

"Epístolas III: entre el deseo concreto"

 
Amiga de una noche:

¿Cómo le va señor?. Empiezo de una manera correcta y formal la redacción del e-mail por que, a medida que transcurra su lectura, este se va a descontracturar y "tirar la chancleta" (a veces es bueno despejarse de las ataduras que la sociedad y los prejuicios imponen como imperativo categórico y de la incomodidad que generan el uso durante mucho tiempo de los zapatos). Yo escribí un microrelato referido a los pies con tintes marxistas; veo que a ud le atrae esa doctrina tan cuestionada y polémica. Esto está abierto a la discusión pero para otra ocasión por que aquella ideología se torna muy tediosa y yo ya me divorcié de élla.


Me ha inducido una sonrisa afable todas esas profesiones amateurs que me ha adjudicado. Lástima que muchas de ellas no se puedan estudiar en su prestigiosa universidad. A todos esos epítetos (me supongo que en algún futuro irán en mi curriculum de vida para presumir de intelectual) pero le faltó el más importante que no le permitiré soslayarlo nunca más: el de Filósofa (y bien filosa), también el de crítica de cine (soy cinéfila desde niña cuando mis hermanas venían de viaje y alquilaban películas no aptas para menores de edad, pero yo las miraba igual. Allí creo que empezó mi manipulación perverso-genética y mi interés hacia la sexualidad humana). Además no se olvide el de artista que puede ser una opción de relleno. Estudié cuatro años en el conservatorio Fracassi, tuve dos bandas musicales, debuté en público y ejecuto temas de blues y rock nacional de los 60-70 y algunos contemporáneos pero mi especialidad es la música clásica.


En referencia a mi futuro cargo como rectora: ¿Le cuento un secreto?. Lo dije en ese momento para impresionarlo (tenía que iniciar un tema rompe-hielos para seguir el hilo de la conversación). Nunca me interesó la política universitaria, me han invitado a pertenecer a algunos de los centros de estudiantes pero por cuestiones de tiempo abandoné inmediatamente esa idea. Pero si ud quiere que sea su sucesora en el futuro no lo voy a defraudar como lo hizo un ex presidente de nuestra patria argentina, de eso esté seguro.


Me fascinan estos e-mails me hacen recordar a las famosas correspondencias. El llamado género epistolar o cartas de los famosos literatos a sus amados/as. Por ejemplo el de Neruda con Albertina (ese libro lo encontré tirado en un basural.¡Qué cosa descomunal arrojar los libros!. Esa gente debería tener una condena en prisión). Le regalo un fragmento referido al deseo que tanto nos agrada a ud y a mí: "Ay que deseo mijita, mi mocosa, que deseo, que inmenso deseo de sumergirme en tí de dar vuelta mi boca en la tuya, que pasión tan grande me vuelve hacia tí, que cosa tan loca y tan desbordante". También me recuerda a esa relación ejemplar que todas las parejas deberían imitar (que se aman verdaderamente) la de Sartre y Simone que se resume en dos ejemplares de libros llamados "Cartas al castor". La nuestra podría ser "Cartas al rector", nuestras correspondencias no tienen desperdicio.


Al respecto de la novela "Plexus" que estoy leyendo del escritor norteamericano Henry Miller autor de dos obras eróticas: "Trópico de cáncer" y "Trópico de capricornio" que fueron censuradas en la década del 30 cuando Miller la publicó y por lo tanto fue editada en los 60. En "Pleyus" el autor describe su vida y sus comienzos en la escritura.

Henry cuenta que nunca se animó a escribir una novela ni poemas pero sus amigos lo consideraban escritor por que les enviaba cartas de treinta a cuarenta líneas. Su prosa en esas redacciones era impecable y ahí empezó. Por eso yo me tomé enserio la escritura de este correo. Le cuento que cuando escribo enserio, jamás lo hago directamente a la computadora sino que utilizo tinta y papel (lapicera con pluma y tinta de verdad). ¿Vió que soy una anciana encerrada en un cuerpo joven por error?. Se ha cruzado por una razón misteriosa con una especie rara.... diferente diría yo. Así que este mail que lo lee ahora pasó por un borrador arcaico previo.


Me causa gracia y simpatía (creo fervientemente que sí estamos conectados) por que aquella frase perteneciente a Hegel que versa así: "Todo lo real es racional" yo la saqué a colación en un final con un profesor archi marxista (estamos en humanidades vió) pero la versión ni yanquee, ni marxista sino PERONISTA y por decirla aprobé con una excelente calificación. A veces hay que saber tocar la sensibilidad de los profesores para que te aprueben. No sé cuál será el punto débil de los economistas ud me dirá (la inflación seguro no será).


Cambiando radicalmente de tema. A veces en la vida es necesaria una vía de escape a la cotidianeidad de los días, sino la existencia se hace muy insoportable como la levedad del ser. Hay licencias que uno se debería tomar como obligación (como la jubilación) recreitos del ser o pequeños condimentos que le dan sabor dulce, amargo o caliente al ente viviente que somos. Y aún más sí el destino (ese niño rebelde y tiránico que muchas veces no juega en nuestro equipo) se convierte en nuestro empleado doméstico y prepara el terreno propicio para que dos desconocidos hagan su presentación mutua ¿ Por qué negarnos a esos "bonus tracks" y más cuando se presentan en el ocaso del amanecer de la vida?. No digo que sea su caso particular, lo considero una fruta más que madura a punto caramelo como dirían las abuelas .


No lo quiero persuadir de absolutamente nada sino darle mi punto de vista (bueno al yo ser miope no se si pueda distorsionar esa realidad).¡ Y sí querido amigo!. La pasión ha llevado a la muerte a los amantes. Ese amor loco del que hablaba el amor cortés en pleno fin de la edad media en, el que el caballero, le hacía el cortejo a una mujer casada. Ahora yo se lo estoy haciendo a un hombre casado ¡Qué barbaridad!. Una cortesía con poesía, con palabras, con elogios disfrazados de escritura. Adiós iglesia, adiós pecado, adiós moral! Sólo ud en mi inspiración.


La pasión comienza introduciendo desaveniencia y perturbación. Hasta la pasión feliz lleva consigo un desorden tan violento que es sufrimiento. La pasión nos adentra en el pesar, puesto que es,en el fondo, la búsqueda de un imposible. Esta nos repite sin cesar: si poseyeras al ser amado, ese corazón que la soledad oprime formaría un sólo corazón del ser amado.Concepción egoista, materialista y destructiva.Pero sí el erotismo, para que se lleve a cabo ,tiene que tener una violación y una gresión figurativa (juegos de ese tipo en la intimidad). ¿No estamos siguiendo una ruta distinta que nos conduce al mismo destino?. Es preferible morir en el lecho nupcial amándonos hasta desvanecer por el orgasmo o "le petit morte" que morir en un ómnibus de larga distancia vacilando y amenazado por lluvias y tormentas fuertes?. Yo opto sin meditar por la primera opción.


No tenga miedo amigo de una noche, amigo íntimo, sr rector,usted, ahora vos en ingresar al universo ninfular (yo ya estoy grande para adentrarme a esa isla) pero podemos adaptarlo nosotros o escribir otra "Lolita" de Vladimir Nabokov, a mi parecer, la única novela erótica de toda la historia de la literatura de ese género. Nuestra única diferencia de edad reside en nuestros cuerpos. Hagamos una "tregua" (como en la película de Sergio Renán basada en la novela de Benedetti). En esta historia particular será innovadora por que yo te la propondré. Yo soy lanzada e impúdica y ahora aprendí a decir lo que me pasa a no guardarlo en un cofre y si no prospera haré literatura. A vos te escribiré una prosa, un cuento que surgirá del producto y cuidado de esta fantasía (como me lo dijiste en el primer mail) por este medio tan virtual pero a su vez tan real.


Antes de despedirme como en todos los e-mails sucesivos te enviaré un relato de algún poeta que me agrade y un poema mío surgido de alguna experiencia de  vida.


EL ENCUENTRO (Juan José Arreola escritor mexicano)

Dos puntos que se atraen, no tienen por que elegir forzosamente la recta. Claro que es el procedimiento más corto. Pero hay quienes prefieren el infinito.

Las gentes caen unas en brazos de otras sin detallar la aventura. Cuando mucho, avanzan en zig zag, pero una vez en la meta corrigen la desviación y se acoplan. Tan brusco amor es un choque, y los que así se afrontaron son devueltos al punto de partida por un efecto de culata. Demasiados proyectiles, su camino al revés se los incrusta de nuevo, repasando el cañóm, en un cartucho sin pólvora.

De vez en cuando una pareja se aparta de esta regla invariable. Su propósito es francamente lineal y no carece de rectitud. Misteriosamente, optan por el laberinto. No pueden vivir separados. Esta es su única certeza, y van a perderla buscándose. Cuando uno de ellos comete un error y provoca un encuentro, el otro finge no darse cuenta y pasa sin saludar





Amigo de una noche:


Hola lanzada impúdica lolita perturbadora (además de filósofa de chancletas tirar, crítica de cine porno y eximia ejucutante rockera). Con todos esos atributos, más su picaresca miopía, no hacés más que amedrentar a este circunspecto rector de la academia provinciana. 

Sobre tu inspiración, el universo ninfular, los bonus track, el punto caramelo, los desvanecimientos orgásmicos y el flanco débil de los economistas, puedo decirte que entiendo que este intercambio espistolar es un buen introito, una sublimación del deseo que ya está disparado, más alla de los caminos que tome.

 Al respecto también te hago una infidencia: una vez entablada la conexión virtual, fantasié con la hipótesis de haberte propuesto un masaje clitoriano como para emparejar tu desparpajo coloquial durante la noche en Uruguay y de paso conjurar los temores a morir en un ómnibus de larga distancia en medio de la tormenta. 

Queda pendiente la fantasía y el masaje: y no como "tregua" (siempre me conmovió la novela y la peli con los papeles de Alterio y Ana María Pichio) sino como  gesto de afirmación vital -que las edades vienen solas, como las estaciones y el cambio climático- . Y siempre tiene más "salero" redactar la crónica o el ensayo testimonial que conjeturar y pergeñar hipótesis teóricas. O sea: que además de tu poesía, aspiro a interiorizarme de tus aromas y sabores.  Sin apuros ni zafarranchos. Ni yanquis ni marxistas:peronistas!!!! un beso.



                                                                        
                                                                  

  


                                                               

                                                            


 



 
 

"Epístolas II: entre el deseo literario"

Amiga de una noche:


 Hola amigo de una noche: vaya que adjetivo abstracto has elegido para iniciar este mail, estoy convencida que telepáticamente estamos conectados (más allá de estas interconexiones virtuales) por que aquella palabra es una de mis preferidas. Según mi parecer es el mejor encomio erótico que un hombre le puede decir a una mujer. 

Todo comenzó cuando era pre-púber y un amigo "virtual", aquellos que se sientan al lado de tu computadora en los cibers y que por estar lindantes con la tuya se adjudican todo el derecho de revisar tu intimidad cibernética, obtuvo por espionaje mi cuenta de messenger y empezó a conjurar una especie de seducción oculta (que nunca le di cabida por que realmente no me interesaba) y me escribió en la pantalla rectangular de ese soporte virtual dos sintagmas (así, sin previas cortesías ni presentaciones autobiográficas) "Te deseo". Desde aquel momento esa frase me quedó resonando en mi cabeza como un revólver y nunca la pude olvidar.

 Es tal la huella discursiva que quedó en mí que haciendo un recuento de mis "proyectos de pareja" (que ninguna dió resultado, creo que estoy destinada a la soledad metafísica ese es otro concepto para desarrollar en otro mail) ninguna de ellas me dijo ese halago ni antes, ni durante, ni después de la intimidad. Te preguntarás, aparte, como puede ser que una persona joven y plena de vida por delante se resigne a jubilarse en materia amorosa, la respuesta es trascendental, creo que soy anacrónica en mi tiempo y que nací con el doble de edad de la que tengo y de esta manera asiento las afirmaciones del muchacho español Antonio Machado que dice: "La vejez y la juventud son papeles que nos da la vida que no siempre concuerdan con nuestra verdadera vocación".

Siguiendo con el deseo me hiciste acordar a un ensayo del filósofo francés Gilles Deleuze llamado "Placer y deseo" en él sintetiza a modo general que el placer es instantáneo y el deseo duradero en el tiempo pero lo que a continuación te quiero especificar es la semántica del término.

El deseo es anhelo de consumir ,de absorver, devorar, ingerir, digerir y aniquilar. El deseo no necesita otro estímulo más que la presencia de la alteridad. Esa presencia es siempre una afrenta y una humillación. El deseo es el impulso a vengar la afrenta y disipar la humillación. El deseo es impulso de destrucción.¿ No habrá sido, querido amigo nocturno,un lapsus freudiano lo que le ha llevado a elegir del amplio vocabulario existente esa palabra y no otra para dirigirse a la contestación de mi pregunta anterior? ¿No será un "deseo" literalmente inconsciente que siente por mí?. Estas son posibles hipótesis, que como dice ud, pueden estar sujetas a revisión y destrucción si se quiere, o también tomar partido por ellas.

Esto que dije anteriormente de que el deseo lleva en sí mismo a la destrucción se relaciona con mi querido Marqués de Sade.Él luchó contra el antiguo régimen, tomó partido por la revolución y criticó a la monarquía pero por otro sacó partido en la literatura, incomodó a todos y a todas.Propició un exceso de placer y fantasías que sobrepasaron los límites de lo posible. Es por ello, que cuando uno lee por primera vez alguna de sus novelas pierde con gran razón y motivo la virginidad mental.

En el fragmento que me trascribiste del libro de Cortázar se ve como el hombre ejerce la violencia de la cual tanto habla Sade.Así lo exige, para que la pasión se transforme en energía, ha de comprimirse, mediatizarse, pasando por un momento de insensibilidad en el momento en que la sige pentrando sin importarle en el lamento de la máxima excitación , el de las súplicas de compasión por parte de ella. La "sodomatización" (para decirlo en términos más elegante) me parece una práctica que atañe exclusivamente al placer de los hombres, al ser esta parte del organismo más comprimida que la vagina ellos experimentan mayor placer (según los testimonios cualitativos que recogí de diferentes amigos expertos en el tema ja). Ver a la mujer someterse ante ustedes, eso.... le produce gran placer.

Remitiéndonos a la historia el primate fue el proveedor y por lo tanto ejercía una dominación económica, social y afectiva sobre las mujeres. Hoy en día ese control mutó a una dominación simbólica,en términos de Pierre Bordieu, en la que al parecer, las mujeres ya no somos dominadas bajo todos esos condicionamientos pero ejercemos una auto-dominación inconsciente (toda mi terminología es psicoanalítica por que me apasiona aquella disciplina y lo veo como un discurso literario más).

En mi caso particular nunca me llamó la atención esa práctica sexual (hasta que conocí al Marqués) quería experimentar ese placer que según pregona es superior a la convencional  por que además de que la reproducción no puede realizarse en esa zona el placer ocasionado es inigualables.Será para el hombre, yo la practiqué una sola vez pero no la recuerdo con claridad pero sí que me ha suscitado un poco de placer con un porcentaje mayor de dolor y todo lo que causa dolor (rechazando las teorías del Marqués) no produce placer pero sí al que lo produce.Eso no quiere decir que me cierre a esa posibilidad, pero hay que dejarlo en manos de un experto. Un hombre dotado de una paciencia descomunal y que con el desarollo del hábito pueda llegar al  "extremi placer". Una pareja estable  que duermen juntos todos los días pueden realizar esa actividad. Pero dadas mis circunstancias y a la invisibilidad de ese hombre experto, paciente y que conviva conmigo no existe no la practicaré. Así que el sadismo va a quedar en stan- by y lo trasladaré a un sadismo filosófico-mental. Por que la "práctica hace al maestro" como diría un amigo!.


Yo me quedo con el clítoris nos llevamos muy bien en compañía y en solitario. El orgasmo femenino no puede llevarse a cabo sin que las posiciones sexuales rozen directa o indirectamente con este órgano más sensible y que posee mayores terminaciones nerviosas que el pene. Sí! Así es!. Y la historia se ha olvidado del clítoris, por que la mayoría que lo escribieron fueron hombres. Freud (que estaba equivocado en varios de sus preceptos espiritistas por que quería que el psicoanálisis posea un carácter científico y este tiene más mitología que ciencia. Por ejemplo la detección de parte de Sófocles del problema de Edipo).
 Poniéndo un paréntesis para una aclaración particular.Mi atracción por las personas mayores se deben a otros motivos a una "experiencia interior" como dice Bataille.

Compartiendo algunas de mis lecturas la que terminé "El erotismo" (George Bataille) me llamó la atención de un capítulo que habla de la belleza en el mismo que dice lo siguiente:
(..) "Sólo quiero comprender y limitar el papel de la belleza en el erotismo. En la vida sexual de los pájaros, sus plumajes multicolores y sus cantos desempeñan una función precisa..... Pero no por ello la belleza es menos subjetiva; varía según cual sea la inclinación; la inclinación de quienes la aprecian. Sea como fuere, debía tomar nota de un elemento muy simple, que entra en juego tanto en la apreciación que hace un hombre de la belleza animal como de la humana. La juventud se añade en principio a ese elemento primero." Después algunas con respecto al matrimonio que sería bueno charlarlas también me interesa esa sociedad parental como hábito, rutina y el ámbito en el que se ejecuta la sexualidad lícita. Pero ese no es el punto que me interesa preguntarte en  ahora en esta ocasión (tu matrimonio está lejos de interesarme). ¿Has tenido alguna experiencia de índole sexual o afectiva con alguien mucho menor que vos? ¿Qué opinás de las diferencias de edades en una relación afectiva?. Mi intuición dice que no, pero puedo estar equivocada por que te conocí sólo apenas la mitad de la noche y una porción del amanecer.

Amigo de una noche:


Hola amiga psicoliteraria/endocrinóloga, jubilada amorosa autoresignada  y candidata a rectora.
Me divierten -en el mejor sentido- tus pausadas reflexiones: la capacidad crítica bulle y pugna y se explaya...
Me gustó lo que escribís. Tiene fuerza, pasión, misterio. Cuando estés dispuesta a compartir más, será bienvenido. Y lo de Girondo no tiene desperdicio: ni una coma.
Seré breve.
Sobre el deseo: como el poder, siempre está operando (Foucault: Microfísica del poder). La cuestión es discernirlo y conducirlo -en el marco propio de las limitaciones concientes e inconcientes, claro está-. Por lo que no se trata de un lapsus sino de una afirmación: el deseo está.

Sobre tus atracciones hacia los hombres mayores, entiendo que más que una disquisición es una realidad. Si es lo que te pasa, te pasa y se acabó. Como para todo, la razón econtrará pro y contra, que finalmente servirán para justificarte internamente la toma de decisiones que ya se hizo en el terreno afectivo/emocional. Saliendo de la retórica abstracta. ¿qué me pasaría a mí en una situación así? Supongo que lo que le sucedería a la mayoría de los mortales: la fascinación lúbrica ante la "lolita" seducida o entregada o lujuriosa. Si a la fascinación le sumamos un diálogo inteligente -como el de la futura rectora- implica un valor agregado no menor. Esas relaciones existen, aunque llevan en sí mismas el germen de su propia destrucción -aplicando el marxismo a la teoría del romance-: la asimetría de horizonetes vitales -más que etaria- puede disimularse por más o menos tiempo, pero a la larga implosiona. Vos me dirás: ¿que mé importa la hipótesis a la larga, si lo que me interesa es el aqui y ahora? correctísimo. Pero hay que manejarlo como tal, otra vez: en la medida de lo que uno humanamente pueda: como decía Perón -plagiando a Aristóteles- la única verdad es la realidad. Y la realidad es única e irrepetible. 

Acuerdo y entiendo tu celo y recelo sobre la penetración anal. Exige -para que sea disfrutable de a dos- paciencia, relajación, entrega, mucha entrega y mucha lubricación. Ya lo lograrás... pero que las hay las hay.

Sobre el clítoris: comprendo aunque no justifico a los hombres por la ignorancia y/o conocimiento rudimentario de su presencia perturbadora. Coincidirás conmigo sobre la dificultad objetiva de su observación y manipulación. En ese sentido entiendo que les cabe como mujeres la tarea educadora de plantearle al compañero de turno sobre dónde, cómo, cuánto tocar, presionar, acariciar, frotar, succionar, lamer, etc. etc. etc. Sin falsos pudores por pretender el derecho al placer de parte vuestra, ni falsos bochornos por no saber los detalles propios del cuerpo que te toca en cada oportunidad -único e irrepetible- de parte nuestra.
En fin, reflexiones breves para el fin de semana. Con un besito amigo.






"Epístolas I: entre el deseo "

Amigo de una noche:

Resultó como algo mágica la noche con luna en cuarto y sin estrellas, conversando cuasi confidencias con alguien con quien jamás antes habías conocido y por ende compartido absolutamente nada... 
Es entre mágico y platónico poder hablar en ese marco del clítoris y de las aventuras y desventuras del marqués (que si sos observadora habrás notado que no hace ninguna alusión al tema: su compulsión es la penetración por todos los espacios posibles y su erotismo es excluyentemente falocrático, precisamente de ahí lo del sadismo...)
y en fin, que me gustó y procuro por este medio alimentar la fantasía. un beso del amigo de una noche de Uruguay...


Amiga de una noche:

Estaría bueno que pudiésemos charlar mejor en tierra firme.....
Tenías razón en el final de "Filosofía en el tocador" la perviertieron a la madre de Eugenia. Ahora estoy con George Bataille  y su libro"El erotismo". Me gustaría compartir con vos estas lecturas que realizo.


Amigo de una noche:

Comparto el deseo -vaya palabrita- de continuar las conversaciones en tierra -lo de firme no es más que un propósito, que como toda hipótesis queda sujeta a verificación empírica... (¡vio lo que es la ciencia!)
Algunas reflexiones:
Tal vez lo más jugoso de la Filosofía del Tocador -y por eso supongo tan vilipendiado en su momento- son los aportes sociológicos que hace el marqués acerca de la Santa Madre Iglesia y la hipocresía de la moral reinante. No se priva de nada y me imagino que eso le habrá ganado enemigos poderosos a granel.
Hace otra reflexión que me llamó la atención. Sugiere que el orificio humano más propio para el placer fálico es el ano/recto, dada su redondez más acorde a la forma del pene, lo que permite un contacto mucho más pleno. La vagina en cambio, "concebida" para el parto, tiene esa forma de caño estirado en sus extremos -propia de la función procreadora-. ¿qué opinás vos? Fijate un poco el relato de Cortázar al respecto, en "El Libro de Manuel" que andaba conmigo la noche de Uruguay y terminé de releer en estos días: 


"...Rechacé la sábana y la obligué a tenderse poco a poco de lado, besándole los senos, buscándole la boca que murmuraba palabras sueltas y quejidos de entresueño, la lengua hasta lo más hondo mezclando salivas en las que el coñac había dejado un lejano sabor, un perfume que también venía de su pelo en el que se perdían mis manos, tirándole hacia atrás la cabeza pelirroja, haciéndole sentir mi fuerza, y cuando se quedó quieta, como resignada, resbalé contra ella y una vez más la tendí boca abajo, acaricié su espalda blanquísima, las nalgas pequeñas y apretadas, las corvas juntas, los tobillos con su rugosidad de tanto zapato, viajé por sus hombros y sus axilas en una lenta exploración de la lengua y los labios mientras mis dedos le envolvían los senos, los moldeaban y despertaban, la oí murmurar un quejido en el que no había dolor pero una vez más vergüenza y miedo porque ya debía sospechar lo que iba a hacerle, mi boca bajaba por su espalda, se abría paso entre la doble piel suavísima y secreta, mi lengua se adelantaba hacia la profundidad que se retraía y apretaba hurtándose a mi deseo. Oh no, no, así no, le oí repetir, no quiero así, por favor, por favor, sintiendo mi pierna que le ceñía los muslos, liberando las manos para apartarle las nalgas y ver de lleno el trigo oscuro, el diminuto botón dorado que se apretaba, venciendo la fuerza de los músculos que resistían. Su neceser estaba al borde de la mesa de noche, busqué a tientas el tubo de crema facial y ella oyó y volvió a negarse, tratando de zafar las piernas, se arqueó infantilmente cuando sintió el tubo en las nalgas, se contrajo mientras repetía no, no, así no, por favor así no, infantilmente así no, no quiero que me hagas eso, me va a doler, no quiero, no quiero, mientras yo volvía a abrirle las nalgas con las manos libres y me enderezaba sobre ella, sentí a la vez su quejido y el calor de su piel en mi sexo, la resistencia resbalosa y precaria de ese culito en el que nadie me impediría entrar, aparté las piernas para sujetarla mejor, apoyándole la manos en la espalda, doblándome lentamente sobre ella que se quejaba y se retorcía sin poder zafarse de mi peso, y su propio movimiento convulsivo me impulsó hacia adentro para vencer la primera resistencia, franquear el borde del guante sedoso e hirviente en el que cada avance era una nueva súplica, porque ahora las apariencias cedían a un dolor real y fugitivo que no merecía lástima, y su contracción multiplicaba una voluntad de no ceder, de no abjurar, de responder a cada sacudida cómplice (porque eso creo que ella lo sabía) con un nuevo avance hasta sentir que llegaba al término como también su dolor y su vergüenza alcanzaban su término y algo nuevo nacía en su llanto, el descubrimiento de que no era insoportable, que no la estaba violando aunque se negara y suplicara, que mi placer tenía un límite ahí donde empezaba el suyo y precisamente por eso la obstinación en negármelo, en rabiosamente arrancarse de mí y desmentir lo que estaba sintiendo, la culpa, mamá, tanta hostia, tanta ortodoxia. Caído sobre ella, pesando con todo mi peso para que me sintiera hasta lo más hondo, la anudé otra vez las manos en los senos, le mordí el pelo en la base del cuello para obligarla a estarse inmóvil aunque su espalda y su grupa temblaban acariciándome contra su voluntad y se removían bajo un dolor quemante que se volvía reiteración del quejido ya empapado de admisión, y al final cuando empecé a retirarme y a volver a entrar, apartándome apenas para sumirme otra vez, poseyéndola más y más mientras la oía decir que la lastimaba, que la violaba, que la estaba destrozando, que no podía, que me saliera, que por favor se la sacara, que por favor un poco, un momento solamente, que le hacía tanto mal, que por favor, que le ardía, que era horrible, que no podía más, que la estaba lastimando, por favor querido, por favor ahora, ahora, hasta que me acostumbre, querido, por favor un poco, sácamela por favor, te pido, me duele tanto, y su quejido diferente cuando me sintió vaciarme en ella, un nacimiento incontenible de placer, un estremecerse en el que toda ella, vagina y boca y piernas duplicaban el espasmo con que la traspasé y la empalé hasta el límite, sus nalgas apretadas contra mis ingles, tan unido a ella que toda su piel era mi piel, un mismo desplomarse en la llamarada verde de ojos cerrados y confundido pelo y piernas enredadas y el venir de la sombra resbalando como resbalaban nuestros cuerpos en un confuso ovillo de caricias y de quejas, toda palabra abolida en el murmullo de ese desligamiento que nos libera y devolvía al individuo, a comprender otra vez que esa mano era su mano y que mi boca buscaba la suya para llamarla a la conciliación, a una salada zona de encuentro balbuceante, de compartido sueño.



Y te hago una preguna personal que me contestarás cuando quieras: ¿cómo te ha ido a vos con la experiencia? ¿tuviste oportunidad...?

Dejemos a Sade. Sobre el tema clítoris me quedó rebotando una observación tuya, relativa a que a los hombres  habría que enseñarles de su existencia, de su importancia y de cómo funciona. Hay un libro de los años 90 de Kati Aleman:  "Erotica mente", que decía algo parecido: "hay hombres que necesitan un mapa" refiriéndose a la falta de conocimiento de la anatomía/sensibilidad femenina. Y otra vez: ¿cómo te ha ido a vos en ese aspecto? (como para sacar el erotismo de la filosofía y la literatura y traducirlo a experiencia personal, aunque sea en relato: es un buen ejercicio...)
Te acompaño también un fragmento de El Anatomista, de F.Andhazi, que escribió un montón de páginas contando cómo Occidente descubrió, casi al mismo tiempo que el continente americano, esa terra incógnita del placer femenino:

PARTE UNDÉCIMA
De la existencia de un órgano femenino al que he llamado Amor Veneris, que es comparable al alma masculina

Lo que quiero deciros es que existe en el cuerpo de la mujer un órgano que ejerce funciones análogas a las del alma en los hombres, pero cuya naturaleza es completamente diferente, ya que depende únicamente del cuerpo.

Este órgano es, principalmente, la sede del deleite en las mujeres. Esta protuberancia que surge del útero cerca de la abertura que se llama boca de matriz es el origen y el fin de todas las acciones destinadas al placer sexual. Cuando tienen actividad sexual, no sólo cuando se frota vigorosamente con una verga, sino también si se toca con un dedo, el semen 1 fluye de aquí para allá más rápido que el aire a causa del placer, incluso sin que ellas lo quieran. Si se toca esa parte del útero cuando las mujeres tienen apetencia sexual y están muy excitadas, como con frenesí e incitadas al placer y con apetencia de un hombre, se descubre que es un poco más duro y oblongo, hasta el punto de que parece una especie de miembro masculino -sobre este punto habré de ocuparme puntualmente más adelante-. Por tanto, como nadie ha discernido esta protuberancia ni su uso, si es permisible poner nombre a las cosas por mí descubiertas, que sea llamada Amor Veneris 1 .

Y os afirmo en forma categórica que es en este órgano donde se originan todas las acciones de la mujer y todos los procederes que pudieran semejarse a las pasiones masculinas. Quiero deciros que la mujer se halla gobernada por la influencia del Amor Veneris y que todas sus acciones, desde las más nobles hasta las más repugnantes, desde las más dignas y honrosas hasta las más viles y despreciables, no encuentran más fuente que el órgano que os he mencionado. Desde la más promiscua prostituta hasta la más fiel y casta esposa, desde la más devota y consagrada religiosa hasta la que practica brujería, todas las mujeres, sin distinción, son objeto del arbitrio de esta parte anatómica.


Bien,un abrazo de año nuevo.











                     
    

lunes, 6 de octubre de 2014

"La risa crítico-social en Lisístrata"


¡Hala! también nosotras, mujeres
quitémonos de encima la ropa a toda prisa
que huela a mujeres que muerden con toda furia”
(Aristófanes)


      No hay nada más difícil que hacer reír, sino observen en el museo del Louvre a la incógnita Mona Lisa que permanece con un rictus sugestivo incapaz de que alguien o algo le saque una sonrisa, o en un plan mucho más ambicioso, una carcajada altisonante. Algo parecido nos sucede con la comedia griega Lisístrata de Aristófanes.


      Umberto Eco también se pregunta y nos pregunta ¿Por qué nos cuesta tanto reírnos con Lisístrata? Así como hay personas que les cuesta reír  con el humor yanqui o global de Woody Allen, a otras les resulta dificultoso esbozar una sonrisa con Lisístrata.


Lo que sugerimos plantear son algunos mecanismos teóricos que hay que tener en cuenta previamente para que esta comedia griega nos provoque algún gesto, ya sea de disgusto, asco (para los extremistas) o  nos arranque una carcajada de modo tal que nos duela la parte baja del abdomen simulando el efecto “mariposa” del enamoramiento.


Desde el punto de vista argumental Lisístrata es una mujer ateniense (con los ovarios bien ajustados) que propone  tomar la Acrópolis y reunir en ese lugar a todas las mujeres de la polis para que, mediante el ejercicio de la abstinencia sexual, los hombres ardan en un fuego incontenible y que la debilidad de la carne les haga nublar su raciocinio intelectual y por ende renuncien a la guerra en pos de la paz.


Hasta aquí algo tan serio como un sindicato femenino que efectúa una huelga de carácter sexual para alcanzar la paz no tiene nada de gracioso, pero lo que sí resulta cómico es la exposición de estos hombres guerreros y espartanos a la ridiculez fálica de mostrar su miembro erecto libremente por la ciudad.


Henri Bergson nos dice que la risa tiene una función ordinaria y que muestra el lado ridículo de la persona humana, además de ser la exaltación de las diversas deformaciones de la voluntad y del carácter, en donde lo cómico se arraiga cada vez más (Bergson, 1985:37) 


Podemos considerar que el deseo y  la erección masculina es involuntaria, basta con imaginar solamente el objeto deseante para que  ésta se lleve a cabo. Los hombres de la polis no tienen un refugio femenino para saciar su libido y solamente les queda contenerse en aquel  grupo, en el que comparten, la misma exasperación viril.


 Leemos en el verso 1100 en la obra de Aristófanes que el espartano Laconio le dice a otro compañero: Queridísimo, terrible también lo que nos ha pasado a nosotros, si nos llegan a haber visto los hombres estos masturbándonos.


La risa en Lisístrata da pie a un gesto social, reprime las excentricidades dando paso al recato y a la privacidad. Resulta gracioso para las mujeres atenienses que sus hombres anden desnudos con sus falos erectos y tiesos: No voy a consentir que estés así desnudo. Que mira que estas para cagarse de risa- las mujeres le colocan la túnica en su sitio (Aristófanes, 411:1020).


Lisístrata, a través de la aplicación del mecanismo de lo cómico, busca humillar a estos hombres logrando jugarles una broma social pesada para que abandonen sus rivalidades y que a cambio de la apertura amatoria puedan negociar el sexo por la conciliación de la paz.


Lisístrata utiliza, también, la significación de la comicidad para construir un gesto social, político y reivindicador de su posición como fémina en una sociedad machista; que no sólo es funcional a la reproducción biológica sino que se erige como una guerrera de la sociedad civil: Mujer soy, pero tengo inteligencia, por mí misma no discurro mal, y de mi padre y mis antepasados las palabras muchas tras haber oído, no estoy mal instruida” (411:1125).


La comedia de Aristófanes, desde nuestra óptica, es considerada una literatura de humor porque como dice  el crítico Robert Escarpit, el humor intelectual es un mecanismo del pensamiento (…) pues obliga a los demás hombres (a los lectores también) a hacerlos reír e inclusive, en el caso de ciertos humores especialmente ambiciosos, de instruirlos mediante la risa (Escarpit, 1962:76).


Lisístrata adoctrina a estos hombres a que no cometan el error del enfrentamiento social; sino todo lo contrario, ella los lleva a la concordia política.


 Esta mujer particular iguala las necesidades fisiológicas y las asemeja con las necesidades afectivas y los temores que las esposas padecen cuando sus maridos llevan mucho tiempo fuera de sus casas en el campo de batalla: Además, cuando teníamos que disfrutar y sacarle partido a la juventud, dormimos solas por la culpa de las campañas militares (…) Pues cuando el hombre regresa, aunque esté lleno de canas, enseguida lo tienes casado con una jovencita. Pero el momento de la mujer es muy breve, y si no lo aprovecha, nadie quiere casarse con ella, y ahí queda alimentando ilusiones”  (411:595)


 Queremos enfatizar que la literatura humorística de Lisístrata es de carácter complejo y al mismo tiempo social. En este caso el humor no nos provoca risa, por eso en esta comedia tenemos un humor altamente crítico e intelectual inclinado hacia la ironía. Observamos el recurso retórico de la hipérbole al ver falos erectos y tiesos que pululan alrededor de la acrópolis y que sólo buscan su satisfacción.


Solo para sondear la cuestión léxico-semántica de la obra podemos relacionar un universo de  verbos, adjetivos y sustantivos referidos al mundo de lo grotesco, como por ejemplo: Cagar, estúpido, follar, culo, hijo de perras  que representan el mundo de lo no serio que a su vez se comunica con algo elevadamente serio como el fin altruista de la paz.


Apelando al análisis pragmático- lingüístico y tomando las reglas conversacionales de Grice (máxima de cantidad, calidad, relación y modo) Lisístrata va a provocar el efecto irónico al violar la última máxima griceana al ser ambigua y oscura en sus expresiones aludiendo siempre a un doble sentido en sus enunciados. En este caso desemboca a la significación sexual como vemos en el diálogo entre Lisístrata y Cleódice: ¿De qué se trata el asunto por el que nos convoca a nosotras las mujeres? ¿En qué consiste de qué tamaño es? Lisístrata responde: Grande y Cleódice pregunta: ¿Es también grueso? Lisístrata responde: Sí, por Zeus muy grueso y Cleódice utilizando la imprecisión en su respuesta (pensando en el pene) remata: Entonces ¿Cómo es que no hemos venido? (411:25)


A partir de nuestra investigación y desde nuestro horizonte teórico podemos sugerir y advertir que el carácter humorístico de la literatura de Aristófanes ,desencadenado a partir  de un gesto social , actuó como burla a un grupo de hombres guerreros con el fin de revertir a través de la exposición al ridículo sexual, una actitud vil entre los hombres y mujeres de la polis que es la práctica sangrienta de la guerra.


Queda entonces a disposición del lector contemporáneo reír, disgustarse o asquearse. Pero ya por lo menos están advertidos intelectualmente.

Bibliografía

v  Aristófanes: “Lisístrata” digitalizado por librodot.com
v Bergson, Henri (1985): “La risa”. Editorial sarpe, España
v Eco, Umberto (1987): “La estrategia de la ilusión”. Editorial Lumen. Ediciones de la Flor, Bs As
v Escarpit, Robert (1962): “El humor”. EUDEBA, Bs As




"Diario de un canalla"

                                                                                                                              "No puedes adquirir experiencias
haciendo experimentos
debes experimentarla"
Albert Camus


    La experiencia es esa “cosa” o ese “algo” intransferible que constituye los acontecimientos vitales del ser humano. Pueden ser sucesos dispersos que, la mayoría de las veces,  nos cuesta recurrir a ellos de forma inmediata y por eso nos valemos de artificios maquinales como el uso de la fotografía para retrotraernos a aquellos recuerdos subsumidos en lo más profundo de nuestro inconsciente.También, a veces, necesitamos de algún otro que nos sirva como espejo vivido que refleje esas experiencias compartidas que alguna vez marcaron nuestra existencia.


El olvido, vaya paradoja, siempre está presente en la formación de la experiencia. Si realizamos un rápido análisis etimológico de la palabra “experiencia” apreciamos que el prefijo “ex” se refiere a algo que se encuentra “por fuera” o “fuera de” remitiéndonos anafóricamente al exterior, tal vez, de una o varias experiencias ajenas a nosotros.

Despojándonos del sentido común y además del etimológico de la palabra estrella de este ensayo desmitificaremos todo método o camino simplista de lo que conlleva in situ la experiencia.

 Lo que primero podemos lanzar como dardo a los lectores expertos y no tan expertos es que la experiencia es lo que nos puebla en nuestra subjetividad, y es falaz  decir  que para nutrirnos de ella tenemos que salir a recuperarla en el mundo externo.

De eso, está seguro nuestro autor protagonista de experiencias cuyo nombre completo es Mario Jorge Varlotta Levrero. Veremos en el corpus seleccionado de dos de sus libros pertenecientes a la Trilogía involuntaria, el primero “El discurso vacío” y el segundo “Diario de un canalla, Burdeos” como confiere existencias narratológicas a situaciones diversas que ha vivido en el Río de la Plata, Europa y en una sala de operaciones.

En un diálogo consigo mismo Levrero o Varlotta, como prefieran llamarlo, quiso dar a luz experiencias indecibles que les ha pesado como cruces cristianas sostenidas en un solo hombro a lo largo de sus mudanzas: primero de Montevideo a Buenos Aires, luego de Buenos Aires a Burdeos y por último una muda de cuerpo cuando rozó la muerte en el quirófano al extirparle su vesícula infectada. Varlotta se halla en el punto nodal de la intersección entre  rasgos comunes expresables y el carácter inefable de la interioridad individual (Jay, 2009:20). 

La experiencia lo lleva a una incomunicación imparcial en un sentido pos facto en donde el acto de narrar se convierte en una semántica dotada de significación y edificación: Escribo para escribirme yo; es un acto de autoconstrucción. Aquí me estoy recuperando, aquí estoy luchando por rescatar pedazos de mi mismo que han quedado adheridos a mesas de operaciones(…) a ciertas mujeres… a ciudades…a las paredes de mi apartamento montevideano que ya no volveré a ver a ciertos paisajes, a ciertas presencias… Esto no es una novela, carajo. Me estoy jugando la vida (Diario de un canalla, 2010:25)

Quiero arriesgarme a plantear desde el aspecto genérico que las obras “involuntarias” de Levrero serían novelas épicas. Digo esto siguiendo a Walter Benjamin que decía que este tipo de narrativa se identificaba con el relator y no con el novelista (Jay: 384). 

Levrero es un relator, como leímos, no quiere escribir una novela y por eso no quiere que  le fastidien con el estilo ni con la escritura. Varlotta es un náufrago en un mar vasto de experiencias inefables que lo sitúan fuera de sí mismo pero que lucha por recuperarlos: Así uno va escribiendo estas cosas, en principio intentando honestamente hacer un ejercicio caligráfico, pero a menudo uno se transforma en una especie de náufrago que escribe mensajes y los arroja al mar dentro de una botella. En este caso, uno puede contar con la certeza de que todo mensaje llegará a destino…. Así también me parece adecuada la imagen de exiliado que tengo de mí mismo desde hace más en Colonia que en Bs As (“El discurso vacío”,2011:113).

Así escribir una novela épica es llevar a cabo al extremo aquello que es inconmensurable en la representación de la existencia humana (Jay: 384)Levrero al igual que Benjamín accede a entidades esotéricas para contrastar su experiencia.

Estos residuos miméticos que incluían la astrología, la grafología, el juego infantil y la danza trascendían las formas experimentales miméticas del hombre moderno. Pero era la escritura el método por excelencia que revelaba las intenciones inconscientes de quién escribe y que la grafología ha enseñado a descubrir (Jay: 377)

Levrero emprende una terapia grafológica con la intención de cambiar caracteres respectivos al desarrollo de su personalidad, pero esa empresa subjetiva desembocará en aspectos inherentes al descubrimiento  de acciones que se refugiaban de manera velada y adormecida en su alma: El discurso se fue llenando con la historia del perro, es un contenido falso… y a que esos contenidos pueden ser tomados como símbolos de otras cosas más profundas (…) y ahora me viene a la mente una instancia de hace poco años, cuando levanté un muro de defensas… quiero decir que fue consciente…. Y esa orden llegó a la conciencia como cosa de ella. Me refiero al día preciso-5 de marzo de 1985- en que dejé mi viejo apartamento céntrico en Montevideo y subí al coche de unos amigos que me iba a llevar, definitivamente… a vivir en Bs As (“El discurso vacío:66)

Sin duda uno de los conflictos más relevantes del siglo pasado y el consecutivo sería el de la incapacidad de tener y transmitir experiencias. Levrero , quizás ,esté muy bien entrenado interiormente para exorcizar esas experiencias, pero como el olvido opera según Freud, como un mecanismo inconsciente para borrar esas experiencias vivenciales que resultaron dolorosas, Varlotta por la misma vía, buscará trozos de sí apelando a las imágenes dispersas para situarse en un presente construido en base a un pasado que lo observa como lejano y distante.

Giorgio Agamben ilustra adecuadamente el proyecto experiencial en el cual Levrero inscribe sus obras: La experiencia si se encuentra espontáneamente se llama “caso” si es expresamente buscada toma el nombre de “experimento”. Pero la experiencia común no es más que una escoba rota, un proceder a tientas como quien de noche fuera merodeando aquí y allá con la esperanza de acertar el camino justo  (Agamben, 2003:13)

En Diario de un canalla las experiencias “luminosas” quieren extirparse pero no pueden expresarse: Veo que me dejé llevar por la fuerza reprimida y me puse a escribir un material ideológico, en lugar de enfrentar la necesidad de contar lo mío ¿Por qué no puedo escribir ni pensar, acerca de aquello? ¿No pasó, acaso, el tiempo suficiente? Sí, pasó (Levrero: 21)

Al devenir de las anteriores reflexiones vamos a dar otra definición etimológica de la experiencia. Ella puede ser considerada como “un provenir de” y un “ir a través de” un aspecto de la conciencia dialéctica que se ve intacta en el proceso global de su calvario (Agamben: 42) Me distraigo permanentemente en mil otras direcciones, tal vez, pienso, por la acumulación de experiencias negativas que uno va recogiendo día a día y que terminan por abrumarlo. Sumergido en la lucha por la sub existencia me lleno de temores, compromisos, urgencias y mi vida pasa a ser dirigida por algún minúsculo centro cerebral.. Mezquino, ciego por las dimensiones espirituales (Levrero: 41)

La experiencia, entonces es algo que se puede hacer y nunca tener. Mario, Jorge, Levrero o Varlotta es la multiplicidad de narradores-personajes con diferentes pero únicas vivencias inenarrables pero no por la falta de destreza al comunicarlas sino por el dolor que éstas generan.

Paul Ricoeur despliega que la conexión de vida se convierte en una historia contada que se apropia de los personajes y configura la noción de persona avalando la de un personaje que, mediante su accionar, interviene en el curso de las cosas produciendo cambios en el mismo: El personaje es el soporte de predicados físicos y psíquicos, pues sus acciones pueden ser objeto de descripciones comporta mentales y de cálculos de intenciones y motivos. El personaje de la novela ilustra perfectamente la equivalencia de esta doble lectura mediante la observación y la introspección de lo psíquico (Ricoeur, 1999:224)

Levrero es un maestro de la mirada crítica subjetiva: Pero me parece prudente retomar la historia del perro y del gato, pues todavía no estoy en condiciones de meterme en profundidad en estos dolorosos temas de mi pasado, especialmente si se piensa que la “psicosis voluntaria”, con el correr de los meses…. Fue haciéndose no tan voluntaria. Tampoco estoy seguro de que estos contenidos del discurso sean los contenidos reales; es posible que todavía se enmascaren muchas otras cosas  (El discurso vacío: 72)

La experiencia Varlotta es entonces el ir y venir a “través de” los acontecimientos subjetivos ocultos que todavía están por hacerse a través de la experiencia narrativa recuperadas en el provenir de lo vivido en Montevideo, Buenos Aires, Burdeos y en el quirófano cuando le extirparon un tumor vesicular maligno. Vivencias in situ de lo experiencial olvidado por traumático y doloroso pero recuperado en la prosa intimista.





Bibliografía



v Agamben, Giorgio (2003): Infancia e historia. Bs As. Adriana Hidalgo

v Jay, Martin (2009): Cantos de Experiencia. Bs As Paidós

v Levrero, Mario (2011) : El discurso vacío. Bs As Mondadori

v Levrero, Mario (2013: Diario de un canalla, Burdeos,1972. Bs As. Mondadori

v Ricouer, Paul (1999): Historia y narratividad. Barcelona,Paidós.