jueves, 4 de diciembre de 2014

"Epístolas II: entre el deseo literario"

Amiga de una noche:


 Hola amigo de una noche: vaya que adjetivo abstracto has elegido para iniciar este mail, estoy convencida que telepáticamente estamos conectados (más allá de estas interconexiones virtuales) por que aquella palabra es una de mis preferidas. Según mi parecer es el mejor encomio erótico que un hombre le puede decir a una mujer. 

Todo comenzó cuando era pre-púber y un amigo "virtual", aquellos que se sientan al lado de tu computadora en los cibers y que por estar lindantes con la tuya se adjudican todo el derecho de revisar tu intimidad cibernética, obtuvo por espionaje mi cuenta de messenger y empezó a conjurar una especie de seducción oculta (que nunca le di cabida por que realmente no me interesaba) y me escribió en la pantalla rectangular de ese soporte virtual dos sintagmas (así, sin previas cortesías ni presentaciones autobiográficas) "Te deseo". Desde aquel momento esa frase me quedó resonando en mi cabeza como un revólver y nunca la pude olvidar.

 Es tal la huella discursiva que quedó en mí que haciendo un recuento de mis "proyectos de pareja" (que ninguna dió resultado, creo que estoy destinada a la soledad metafísica ese es otro concepto para desarrollar en otro mail) ninguna de ellas me dijo ese halago ni antes, ni durante, ni después de la intimidad. Te preguntarás, aparte, como puede ser que una persona joven y plena de vida por delante se resigne a jubilarse en materia amorosa, la respuesta es trascendental, creo que soy anacrónica en mi tiempo y que nací con el doble de edad de la que tengo y de esta manera asiento las afirmaciones del muchacho español Antonio Machado que dice: "La vejez y la juventud son papeles que nos da la vida que no siempre concuerdan con nuestra verdadera vocación".

Siguiendo con el deseo me hiciste acordar a un ensayo del filósofo francés Gilles Deleuze llamado "Placer y deseo" en él sintetiza a modo general que el placer es instantáneo y el deseo duradero en el tiempo pero lo que a continuación te quiero especificar es la semántica del término.

El deseo es anhelo de consumir ,de absorver, devorar, ingerir, digerir y aniquilar. El deseo no necesita otro estímulo más que la presencia de la alteridad. Esa presencia es siempre una afrenta y una humillación. El deseo es el impulso a vengar la afrenta y disipar la humillación. El deseo es impulso de destrucción.¿ No habrá sido, querido amigo nocturno,un lapsus freudiano lo que le ha llevado a elegir del amplio vocabulario existente esa palabra y no otra para dirigirse a la contestación de mi pregunta anterior? ¿No será un "deseo" literalmente inconsciente que siente por mí?. Estas son posibles hipótesis, que como dice ud, pueden estar sujetas a revisión y destrucción si se quiere, o también tomar partido por ellas.

Esto que dije anteriormente de que el deseo lleva en sí mismo a la destrucción se relaciona con mi querido Marqués de Sade.Él luchó contra el antiguo régimen, tomó partido por la revolución y criticó a la monarquía pero por otro sacó partido en la literatura, incomodó a todos y a todas.Propició un exceso de placer y fantasías que sobrepasaron los límites de lo posible. Es por ello, que cuando uno lee por primera vez alguna de sus novelas pierde con gran razón y motivo la virginidad mental.

En el fragmento que me trascribiste del libro de Cortázar se ve como el hombre ejerce la violencia de la cual tanto habla Sade.Así lo exige, para que la pasión se transforme en energía, ha de comprimirse, mediatizarse, pasando por un momento de insensibilidad en el momento en que la sige pentrando sin importarle en el lamento de la máxima excitación , el de las súplicas de compasión por parte de ella. La "sodomatización" (para decirlo en términos más elegante) me parece una práctica que atañe exclusivamente al placer de los hombres, al ser esta parte del organismo más comprimida que la vagina ellos experimentan mayor placer (según los testimonios cualitativos que recogí de diferentes amigos expertos en el tema ja). Ver a la mujer someterse ante ustedes, eso.... le produce gran placer.

Remitiéndonos a la historia el primate fue el proveedor y por lo tanto ejercía una dominación económica, social y afectiva sobre las mujeres. Hoy en día ese control mutó a una dominación simbólica,en términos de Pierre Bordieu, en la que al parecer, las mujeres ya no somos dominadas bajo todos esos condicionamientos pero ejercemos una auto-dominación inconsciente (toda mi terminología es psicoanalítica por que me apasiona aquella disciplina y lo veo como un discurso literario más).

En mi caso particular nunca me llamó la atención esa práctica sexual (hasta que conocí al Marqués) quería experimentar ese placer que según pregona es superior a la convencional  por que además de que la reproducción no puede realizarse en esa zona el placer ocasionado es inigualables.Será para el hombre, yo la practiqué una sola vez pero no la recuerdo con claridad pero sí que me ha suscitado un poco de placer con un porcentaje mayor de dolor y todo lo que causa dolor (rechazando las teorías del Marqués) no produce placer pero sí al que lo produce.Eso no quiere decir que me cierre a esa posibilidad, pero hay que dejarlo en manos de un experto. Un hombre dotado de una paciencia descomunal y que con el desarollo del hábito pueda llegar al  "extremi placer". Una pareja estable  que duermen juntos todos los días pueden realizar esa actividad. Pero dadas mis circunstancias y a la invisibilidad de ese hombre experto, paciente y que conviva conmigo no existe no la practicaré. Así que el sadismo va a quedar en stan- by y lo trasladaré a un sadismo filosófico-mental. Por que la "práctica hace al maestro" como diría un amigo!.


Yo me quedo con el clítoris nos llevamos muy bien en compañía y en solitario. El orgasmo femenino no puede llevarse a cabo sin que las posiciones sexuales rozen directa o indirectamente con este órgano más sensible y que posee mayores terminaciones nerviosas que el pene. Sí! Así es!. Y la historia se ha olvidado del clítoris, por que la mayoría que lo escribieron fueron hombres. Freud (que estaba equivocado en varios de sus preceptos espiritistas por que quería que el psicoanálisis posea un carácter científico y este tiene más mitología que ciencia. Por ejemplo la detección de parte de Sófocles del problema de Edipo).
 Poniéndo un paréntesis para una aclaración particular.Mi atracción por las personas mayores se deben a otros motivos a una "experiencia interior" como dice Bataille.

Compartiendo algunas de mis lecturas la que terminé "El erotismo" (George Bataille) me llamó la atención de un capítulo que habla de la belleza en el mismo que dice lo siguiente:
(..) "Sólo quiero comprender y limitar el papel de la belleza en el erotismo. En la vida sexual de los pájaros, sus plumajes multicolores y sus cantos desempeñan una función precisa..... Pero no por ello la belleza es menos subjetiva; varía según cual sea la inclinación; la inclinación de quienes la aprecian. Sea como fuere, debía tomar nota de un elemento muy simple, que entra en juego tanto en la apreciación que hace un hombre de la belleza animal como de la humana. La juventud se añade en principio a ese elemento primero." Después algunas con respecto al matrimonio que sería bueno charlarlas también me interesa esa sociedad parental como hábito, rutina y el ámbito en el que se ejecuta la sexualidad lícita. Pero ese no es el punto que me interesa preguntarte en  ahora en esta ocasión (tu matrimonio está lejos de interesarme). ¿Has tenido alguna experiencia de índole sexual o afectiva con alguien mucho menor que vos? ¿Qué opinás de las diferencias de edades en una relación afectiva?. Mi intuición dice que no, pero puedo estar equivocada por que te conocí sólo apenas la mitad de la noche y una porción del amanecer.

Amigo de una noche:


Hola amiga psicoliteraria/endocrinóloga, jubilada amorosa autoresignada  y candidata a rectora.
Me divierten -en el mejor sentido- tus pausadas reflexiones: la capacidad crítica bulle y pugna y se explaya...
Me gustó lo que escribís. Tiene fuerza, pasión, misterio. Cuando estés dispuesta a compartir más, será bienvenido. Y lo de Girondo no tiene desperdicio: ni una coma.
Seré breve.
Sobre el deseo: como el poder, siempre está operando (Foucault: Microfísica del poder). La cuestión es discernirlo y conducirlo -en el marco propio de las limitaciones concientes e inconcientes, claro está-. Por lo que no se trata de un lapsus sino de una afirmación: el deseo está.

Sobre tus atracciones hacia los hombres mayores, entiendo que más que una disquisición es una realidad. Si es lo que te pasa, te pasa y se acabó. Como para todo, la razón econtrará pro y contra, que finalmente servirán para justificarte internamente la toma de decisiones que ya se hizo en el terreno afectivo/emocional. Saliendo de la retórica abstracta. ¿qué me pasaría a mí en una situación así? Supongo que lo que le sucedería a la mayoría de los mortales: la fascinación lúbrica ante la "lolita" seducida o entregada o lujuriosa. Si a la fascinación le sumamos un diálogo inteligente -como el de la futura rectora- implica un valor agregado no menor. Esas relaciones existen, aunque llevan en sí mismas el germen de su propia destrucción -aplicando el marxismo a la teoría del romance-: la asimetría de horizonetes vitales -más que etaria- puede disimularse por más o menos tiempo, pero a la larga implosiona. Vos me dirás: ¿que mé importa la hipótesis a la larga, si lo que me interesa es el aqui y ahora? correctísimo. Pero hay que manejarlo como tal, otra vez: en la medida de lo que uno humanamente pueda: como decía Perón -plagiando a Aristóteles- la única verdad es la realidad. Y la realidad es única e irrepetible. 

Acuerdo y entiendo tu celo y recelo sobre la penetración anal. Exige -para que sea disfrutable de a dos- paciencia, relajación, entrega, mucha entrega y mucha lubricación. Ya lo lograrás... pero que las hay las hay.

Sobre el clítoris: comprendo aunque no justifico a los hombres por la ignorancia y/o conocimiento rudimentario de su presencia perturbadora. Coincidirás conmigo sobre la dificultad objetiva de su observación y manipulación. En ese sentido entiendo que les cabe como mujeres la tarea educadora de plantearle al compañero de turno sobre dónde, cómo, cuánto tocar, presionar, acariciar, frotar, succionar, lamer, etc. etc. etc. Sin falsos pudores por pretender el derecho al placer de parte vuestra, ni falsos bochornos por no saber los detalles propios del cuerpo que te toca en cada oportunidad -único e irrepetible- de parte nuestra.
En fin, reflexiones breves para el fin de semana. Con un besito amigo.






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