“¡Hala! también nosotras, mujeres
quitémonos de encima la ropa a toda
prisa
que huela a mujeres que muerden con
toda furia”
(Aristófanes)
No hay nada más difícil que hacer reír, sino observen en el museo del
Louvre a la incógnita Mona Lisa que permanece con un rictus sugestivo incapaz
de que alguien o algo le saque una sonrisa, o en un plan mucho más ambicioso,
una carcajada altisonante. Algo parecido nos sucede con la comedia griega Lisístrata de Aristófanes.
Umberto Eco también se
pregunta y nos pregunta ¿Por qué nos
cuesta tanto reírnos con Lisístrata? Así como hay personas que les cuesta
reír con el humor yanqui o global de Woody
Allen, a otras les resulta dificultoso esbozar una sonrisa con Lisístrata.
Lo que sugerimos plantear
son algunos mecanismos teóricos que hay que tener en cuenta previamente para
que esta comedia griega nos provoque algún gesto, ya sea de disgusto, asco
(para los extremistas) o nos arranque
una carcajada de modo tal que nos duela la parte baja del abdomen simulando el
efecto “mariposa” del enamoramiento.
Desde el punto de vista
argumental Lisístrata es una mujer ateniense (con los ovarios bien ajustados)
que propone tomar la Acrópolis y reunir
en ese lugar a todas las mujeres de la polis para que, mediante el ejercicio de
la abstinencia sexual, los hombres ardan en un fuego incontenible y que la
debilidad de la carne les haga nublar su raciocinio intelectual y por ende
renuncien a la guerra en pos de la paz.
Hasta aquí algo tan serio
como un sindicato femenino que efectúa una huelga de carácter sexual para
alcanzar la paz no tiene nada de gracioso, pero lo que sí resulta cómico es la
exposición de estos hombres guerreros y espartanos a la ridiculez fálica de mostrar su miembro erecto
libremente por la ciudad.
Henri Bergson nos dice
que la risa tiene una función ordinaria y que muestra el lado ridículo de la
persona humana, además de ser la exaltación de las diversas deformaciones de la
voluntad y del carácter, en donde lo cómico se arraiga cada vez más (Bergson, 1985:37)
Podemos considerar que el
deseo y la erección masculina es
involuntaria, basta con imaginar solamente el objeto deseante para que ésta se lleve a cabo. Los hombres de la polis
no tienen un refugio femenino para saciar su libido y solamente les queda
contenerse en aquel grupo, en el que comparten,
la misma exasperación viril.
Leemos en el verso 1100 en la obra de
Aristófanes que el espartano Laconio le dice a otro compañero: Queridísimo, terrible también lo que nos ha
pasado a nosotros, si nos llegan a haber visto los hombres estos masturbándonos.
La risa en Lisístrata da
pie a un gesto social, reprime las excentricidades dando paso al recato y a la
privacidad. Resulta gracioso para las mujeres atenienses que sus hombres anden
desnudos con sus falos erectos y tiesos: No
voy a consentir que estés así desnudo. Que mira que estas para cagarse de risa-
las mujeres le colocan la túnica en su sitio (Aristófanes, 411:1020).
Lisístrata, a través de
la aplicación del mecanismo de lo cómico, busca humillar a estos hombres
logrando jugarles una broma social pesada para que abandonen sus rivalidades y
que a cambio de la apertura amatoria puedan negociar el sexo por la
conciliación de la paz.
Lisístrata utiliza, también,
la significación de la comicidad para construir un gesto social, político y
reivindicador de su posición como fémina en una sociedad machista; que no sólo
es funcional a la reproducción biológica sino que se erige como una guerrera de
la sociedad civil: Mujer soy, pero tengo
inteligencia, por mí misma no discurro mal, y de mi padre y mis antepasados las
palabras muchas tras haber oído, no estoy mal instruida” (411:1125).
La comedia de
Aristófanes, desde nuestra óptica, es considerada una literatura de humor
porque como dice el crítico Robert Escarpit,
el humor intelectual es un mecanismo del
pensamiento (…) pues obliga a los
demás hombres (a los lectores también) a
hacerlos reír e inclusive, en el caso de ciertos humores especialmente
ambiciosos, de instruirlos mediante la risa (Escarpit, 1962:76).
Lisístrata adoctrina a
estos hombres a que no cometan el error del enfrentamiento social; sino todo lo
contrario, ella los lleva a la concordia política.
Esta mujer particular iguala las necesidades
fisiológicas y las asemeja con las necesidades afectivas y los temores que las
esposas padecen cuando sus maridos llevan mucho tiempo fuera de sus casas en el
campo de batalla: Además, cuando teníamos
que disfrutar y sacarle partido a la juventud, dormimos solas por la culpa de
las campañas militares (…) Pues cuando el hombre regresa, aunque esté lleno de
canas, enseguida lo tienes casado con una jovencita. Pero el momento de la
mujer es muy breve, y si no lo aprovecha, nadie quiere casarse con ella, y ahí
queda alimentando ilusiones” (411:595)
Queremos enfatizar que la literatura
humorística de Lisístrata es de carácter complejo y al mismo tiempo social. En
este caso el humor no nos provoca risa, por eso en esta comedia tenemos un
humor altamente crítico e intelectual inclinado hacia la ironía. Observamos el
recurso retórico de la hipérbole al ver falos erectos y tiesos que pululan
alrededor de la acrópolis y que sólo buscan su satisfacción.
Solo para sondear la
cuestión léxico-semántica de la obra podemos relacionar un universo de verbos, adjetivos y sustantivos referidos al
mundo de lo grotesco, como por ejemplo: Cagar,
estúpido, follar, culo, hijo de perras que representan el mundo de lo no serio que a
su vez se comunica con algo elevadamente serio como el fin altruista de la paz.
Apelando al análisis
pragmático- lingüístico y tomando las reglas conversacionales de Grice (máxima
de cantidad, calidad, relación y modo) Lisístrata va a provocar el efecto
irónico al violar la última máxima griceana al ser ambigua y oscura en sus
expresiones aludiendo siempre a un doble sentido en sus enunciados. En este
caso desemboca a la significación sexual como vemos en el diálogo entre
Lisístrata y Cleódice: ¿De qué se trata
el asunto por el que nos convoca a nosotras las mujeres? ¿En qué consiste de
qué tamaño es? Lisístrata responde: Grande y Cleódice pregunta: ¿Es también grueso? Lisístrata
responde: Sí, por Zeus muy grueso
y Cleódice utilizando la imprecisión en su respuesta (pensando en el pene)
remata: Entonces ¿Cómo es que no hemos
venido? (411:25)
A partir de nuestra
investigación y desde nuestro horizonte teórico podemos sugerir y
advertir que el carácter humorístico de la literatura de Aristófanes ,desencadenado a partir de un gesto social , actuó como burla a un grupo de hombres
guerreros con el fin de revertir a través de la exposición al ridículo sexual,
una actitud vil entre los hombres y mujeres de la polis que es la práctica sangrienta de
la guerra.
Queda entonces a
disposición del lector contemporáneo reír, disgustarse o asquearse. Pero ya por
lo menos están advertidos intelectualmente.
Bibliografía
v Aristófanes: “Lisístrata” digitalizado por librodot.com
v Bergson, Henri (1985): “La risa”. Editorial sarpe, España
v Eco, Umberto (1987): “La estrategia de la ilusión”. Editorial
Lumen. Ediciones de la Flor, Bs As
v Escarpit, Robert (1962): “El humor”. EUDEBA, Bs As
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