En el siguiente informe
introduciremos la diferencia entre los niños con padecimientos con autismo y
trastornos generalizados de desarrollo (TDH).
En primer lugar
realizaremos una diferenciación clara, precisa para distinguir que no hay un
solo trastorno autista sino un espectro autista circunscriptos en los trastornos
generalizados del desarrollo como el trastorno de asperger, trastorno rett,
trastorno desintegrativo y el trastorno generalizado del desarrollo no
especificado englobados en los Manuales de Diagnósticos y Estadísticos de los
trastornos mentales (DSM-IV-TR) y el Manual de Clasificación Internacional de
enfermedades ( CIE 10).
En el trastorno autista prevalecen las
conductas repetitivas, simples, extrañas y desinterés en la interacción social
con el medio ambiente y el mundo externo. Presentan una incapacidad para
adquirir el lenguaje verbal, comprenderlo y simbolizarlo que perdurará a lo largo de la vida. A este se lo denomina
trastorno de autismo puro o autismo de Kaner que se encuentran en los extremos del autismo.
En segundo lugar
nombraremos y describiremos la sintomatología de los TGD o trastornos
generalizados del desarrollo que se presentan a continuación.
El
trastorno de Asperger es el que tiende a ser más
favorable en su recuperación. Suele ser tardío en su diagnóstico, tienen buen
desenvolvimiento en el lenguaje oral, la entonación del lenguaje es monótona
sin alteraciones. No comprenden las reglas de los juegos, códigos de las
relaciones sociales o dobles sentidos pero pueden tener un conocimiento amplio
en ciencias naturales o en alguna actividad que les llame la atención, suelen
tener una memoria privilegiada pero torpe en movilidad.
El
trastorno de rett presentado en niñas pero últimamente
descrito en niños por algunos profesionales muestra en forma gradual una
degeneración neurológica y disminución del cráneo que causa microcefalia y
actividad motora descoordinada o atáxico. No tienen expresión facial y
habilidades de contacto social. Actividad motora y movimientos estereotipados:
lavarse las manos repetidamente o chupárselas.
El
trastorno desintegrativo se muestran pérdidas
adquiridas en los primeros tres años de vida: cognitiva, lingüística, motriz,
control de esfínteres y juego.
El
trastorno generalizado del desarrollo no especificado:
Son aquellos niños que no cumplen con los diagnósticos anteriores.
Las características que
comparten los niños con TDH son que no pueden articular bien las interacciones
en la sociedad o medio ambiente, en la comunicación y en la capacidad de
simbolizar. No muestran interés en la relación con otros niños, dificultad para
manifestar emociones y de respuestas simbólicas. No hacen contacto visual, ni
responden a las preguntas de las otras personas, no desarrollan el lenguaje
oral de manera completa: habla monótona, repetitiva, ecolalias (repetición
literal de lo que escuchan) y grandes dificultades para entender términos
abstractos.
Se comportan de forma
rígida y repetitiva, muestran ansiedad frente a los cambios y a lo no
predecible, no comprenden lo que siente el otro sino su punto de vista.
En cuanto a la mirada,
evitan el contacto ocular reaccionan de manera alternada al escuchar ciertos
sonidos u observar ciertas situaciones que no son de su agrado. Establecen
contacto visual con el entorno próximo para pedir algo o conseguir ayuda.
Cuando se relacionan en un entorno social puede reír, divertirse, disfrutar.
Para algunos autores
estos niños con TDH poseen “islotes de competencia “áreas donde el niño tiene
una habilidad normal o incluso extraordinaria como una memoria o capacidad
aritmética muy desarrolladas.
El trastorno autista y
del espectro autista puede considerarse como un trastorno biológico y hereditario
que respondería a veinte genes implicados que regularían la acción de ciertos
neurotransmisores en el desarrollo cerebral como el aprendizaje, la memoria,
los comportamientos obsesivos-compulsivos, la ansiedad y depresión, los niveles
de colesterol y la función del sistema inmunitario.
Para finalizar el
acompañamiento psicoeducacional y de enseñanza y de aprendizaje que tienen que
cumplir el entorno para la reinserción de aquellos niños con autismo y TDH
serían los siguientes:
-Respertar su entorno
de aprendizaje, no apurarlo, ni intervenir en el mismo.
-Se les puede enseñar
otras capacidades como señalarle para pedir de forma explícita y bien
intencionada.
-Analizar el contexto
propicio de aprendizaje y cuáles no son favorables para el niño.
- Ofrecerle un
aprendizaje no basado en ensayo-error sino de forma positiva.
-Dividir la tarea en
pasos simples o sencillos. El medio de aprendizaje, el más cotidiano posible
por ejemplo la calle, en un supermercado, etc.
-Lo que se le enseña
debe tener una utilidad práctica. Reforzar de manera positiva, acentuar sus
logros y darle confianza en un ambiente estructurado y predecible y al
finalizar premiar sus intentos de comunicación.
v Bibliografía
v CUADRADO,
Paloma- VALIENTE, Sara: “ Niños con autismo y TDH ¿cómo puedo ayudarles? Pautas
para padres y profesionales, Madrid. Editorial Síntesis.
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