La novela de Roberto Arlt es real
porque los personajes que la protagonizan no son seres fantasmagóricos o
monstruosos como la acepción del concepto de fantasy promulgaba sino porque su Erdosain, su Barsut y su
Astrólogo fueron personas profundamente humanas que pretendieron subvertir el
orden natural de los acontecimientos de la sociedad creando otros territorios
posibles, o mejor dicho transformándolo a su manera particular para humanizarlo
en su totalidad. Pero la forma de cambiar esa sociedad se dio a través de la
provocación del destino y del movimiento brusco y sísmico de los hechos a
partir de la evangelización comunista-anárquica-artificial que se hubiese
logrado con la violencia y el exterminio de la población.
El fantasy en “Los Lanzallamas”
recombinó e invirtió lo real no existiendo independientemente de ese universo
realista pero sí frustante en el que el Fantasy
pareció encontrar su fin último: La muerte ansiada por el Astrólogo en un
principio, las verdades no atinadas pero en interrogación permanente en Barsut,
la muerte en vida de Erdosain que con un halo de esperanza ansiaba poder salir
de ella y la discapacidad sexual de el Astrólogo.
En definitiva el Fantasy es lo que no hubiera podido pasar, lo que no podría pasar o
lo que no podría existir. El “no puede o no hubiera podido” es el núcleo
principal del fantasy.
En “Los Lanzallamas” la nueva verosimilitud expulsó sin piedad sus
significados convencionales obedeciendo correctamente los mandatos del fantasy literario actual.
Ø Bibliografía
ü Arlt Roberto “Los Lanzallamas” Fabril Editora, Bs As,
1972.
ü Barthes Roland “El efecto de lo real: Lo verosímil”.
Comunicaciones. Editorial tiempo contemporáneo.
ü Jackson, Rosmary : “Fantasy literatura y subversión”. Bs As,
Catálogos Editora, 1986.
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