El fantasy al violar lo real se vincula eficazmente con el concepto de
PARAXIS que hace referencia al lugar
o espacio fantástico que implica un vínculo indisociable con el cuerpo central
de lo real. Los medios de que se vale lo fantástico para establecer su realidad
son inicialmente miméticos (realistas) que presentan objetivamente un mundo de
objetos para luego cambiar a otro mundo que parecía ser maravilloso (no
realista) que presenta aparente imposibilidades.
Lo real es que Erdosain se encontraba
tendido en la tranquilidad de su habitación y de su cama cavilando
incertidumbres alrededor de su lugar en la existencia, mientras que observaba
el tic tac del reloj, pero de repente a partir de representaciones angustiantes
que nublaron su consciente, ese instante nimio se convirtió en fantástico:”…Millares de sucesos se entrechocaban en su
mente, los ángulos reverberaban luces de fantasmagoría (…) Mi día no era un
día, dijo más tarde, he vivido horas que equivalían a años, tan largas que era
joven a la partida y regresaba envejecido con la experiencia de los sucesos
ocurridos”…
El tiempo se detuvo en una regresión
hacia el pasado, el mundo real es reemplazado, sus ejes se disuelven y
distorsionan de tal manera que las estructuras temporales y espaciales sufren
un colapso. Lo fantástico, tal como el fantasma, que no está ni vivo ni muerto,
es una presencia suspendida entre el pasado, el futuro y el presente, entre el
ser y la nada que al tomar lo real lo quiebra, lo pervierte y al final lo devuelve
a la normalidad.
Barthes en su ensayo “El efecto de lo real” va a desarrollar
las nuevas características del nuevo realismo a todo discurso que acepte
enunciaciones acreditadas solamente por la referencia.
En esta nueva verosimilitud el
detalle concreto es semiótico, porque en esta concepción los objetos
“significan”, son indicios, señales y no detalles superfluos como en el
anterior análisis estructural del relato.
El capítulo que da inicio a “Los Lanzallamas” comienza con el
encuentro de Hipólita alias “la coja” y el Astrólogo se denomina “El hombre neutro”. Siguiendo esta nueva
concepción semiótica del realismo fantástico el lector podrá inferir algunas de
las características que tendrá el Astrólogo por el significado del término
“neutral”. Este se refiere a una persona que no está a favor ni de una postura
ni de otra diferente. El Astrólogo a raíz de su condición física le impedirá
estar en el lugar de ser deseado y en la postura de desear en términos sexuales
y a Hipólita le privará del privilegio de haber sido el único hombre que ha
despertado hacia ella amor, admiración y también deseo amoroso.
“-Quisiera ser suya.
Súbitamente lo deseo mucho. El Astrólogo retrocedió. Él la midió de una mirada
y sonriendo fríamente le contestó:
-Es notable lo que le
sugieren mis reflexiones.
Una arruga terrible cayó
de la frente del Astrólogo. Durante un minuto Hipólita tuvo la sensación de que
él la iba a estrangular (…) dijo secamente.
-Si… su cuerpo en este
momento es su verdad. Pero yo no la deseo a usted. Además no puedo poseer a
ninguna mujer. Estoy castrado.
-Cómo ¿Vos también?
Entonces somos iguales… Yo tampoco he sentido nada, nunca junto a ningún
hombre… y sos el único hombre ¡Qué vida!”.
En esta nueva verosimilitud se
tratará de vaciar el signo hasta poner en cuestión su objeto y la estética
secular de la representación. En el relato para Barthes de ahora en más todo
será significativo.
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