He perdido manos que convierten:
Lo estupefaciente ,
en deficiente,
lo permanente,
en elocuente,
lo confluyente,
en concluyente.
Que redactan libelos para enseñar
a borrar la transparencia de lo individual humano
y la convierten en trozos desgarrados
que el humano inimaginado no podría haberlo
sospechado al volver a recordar que esas
manos poseían máculas extasiadas que alguna
vez las tuve posadas en mí;
por tí.
Y a través de ellas, por su fuerza entera
traspasaron:
El cuerpo,
El alma,
El espíritu,
Las vísceras internas.
Para amanecer en mi razón,
golpeando tu incrédula idealización,
de cautiverio en tí.
A partir de mi sanción que se dió
al son de un hermoso
crepúsculo de sol.
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