viernes, 1 de febrero de 2013

"Los desubicados" (una historia de un sólo corazón)

Tuvo ganas de avanzar
caminar, pasos más
pasos para dar
seguir por un rumbo un horizonte
Tuvo ganas de cambiar.


Tuvo que caminar para llegar al más allá
no perdiendo de vista el sistema que pela
también que quema; que quema la yema.


Quiso emular al sistema y ser audaz
Copiar un tema de un videoclip en el que la estrella
retrocedía sin problema.


El quería más, quería  innovar
tomar su control remoto y accionar
play y rewind a su antojo empalagoso.


Él daba vueltas y seguía,
Lo observaban los transeúntes
que obturados por los varados autos
esperaban sentados en el asfalto.



Mientras no tenían nada que hacer
miraban al ente tenderse en la vereda de enfrente
que cansado y apesadumbrado,
descansaba sobre un árbol con su control remoto
que funcionaba, según veían, a su desrazón y descontrol.


Los automovilistas pensaban que el control se había corrompido
No podían concebir que el ente esté rendido,
lanzándoles miradas inquisidoras al que era sorprendido.


No entendían como podría rendirse el ente retrocedido,
al tener un dispositivo de última tecnología,

Ellos no lo podían creer en la era del 3D ,
en lo que todo estaba fácilmente resuelto y definido.



Él no entendía la ignorancia rural de la urbanidad,
ya que el control junto con su motor funcionaban,
perfectos al sol, pues se recargaba de su energía.


Tuvo ganas de avanzar,
caminar más, pasos más

seguir con rumbo un mundo,
donde los desperfectos humanos
no cabrían en su mundo.


Él tuvo que caminar, no podía más
no seguía por que le ardía la yema
del dedo meñique del pie provocado
por un zapato atascado.


No podía avanzar, seguir, ni andar
el control funcionaba espectacular
pero uno de los zapatos quería lanzar
al más allá..... y continuar.........


Pero... usó su ingenio con tiempo,
de genio ingeniero.

Al zapato  lo ató, lo desprobó, lo cambió
Lo tiñó, lo ató al control,
utilizó otro dispositivo de alta definición.


Se rindió, estaba malherido
en uno de sus pies provocado,
por sólo uno de los zapatos
atascados , el desubicado,
Parecía Cristo en su sacrificio.


Se le ocurrió recurrir a
las ideas de la ilustración.

Se despojó de su antojo
metodológico y filosofó
filosofó.... parecía que
safó...salió.... safó....


Se sentó bajo una conexión wi fi,
descansó y escribió y escribió
escribió y escribió.... se cansó
cansó.... cansó se iba a dedicar
a lo humanístico el ente señor.


La lámpara de Diógenes
volvió a su préstamo se
iluminó....minó......minó
cantó..... cantó.... soñó.


Y... finalmente caminó 
a la solución ; se iba a
cambiar los distintos zapatos
de cada uno de sus pies ya que uno
le molestaba y se lo cabría al revés.

Cual contrarios reconciliados
el derecho en el izquierdo y el
izquierdo en el derecho suponían la más ingrata traición
pero excelente para su resolución.


Pero descubrió su desilución los zapatos
estaban destinados.... y predestinados
a una sola y exclusiva ubicación: el pie
derecho con el zapato derecho y el pie
izquierdo con su correspondiente par.

No necesitaba mucha resolución la explicación.
El ente desbarató toda lógica pero no a la invencible predestinación.


La filosofía se suicidó.... comprobó
que los contrarios nunca serían universales que
necesitaban siempre una marca, un pie destinado y mandado
para su correcta ubicación.

Su conclusión: Los opuestos no se atraen, ni ceden su lugar
ni permiten la colectivización de  un sólo igual.
Altívoz y ególatras defienden su individualización,
Los pies te lo dicen.... Los zapatos se ubican uno con cada uno.


El intruso  del zapato universal lo demostró,
cada cual para su tramo ,y cada cual para su lado.

Las ideologías de izquierda y de derecha sesgaron
al ente permanentemente; lo universal tendría siempre
una marca resistente.


Comunismo, marxismo, capitalismo, amorxismos
siempre dirigidos a una universal razón marcada,
por un sólo y dictatorial corazón.


El ente desertó se dedicó al cálculo y a la
financiación de la bolsa de New York; rendía
monetariamente con toda razón.


Las letras para él fueron una soslayaz idealización,
El ente coherente no quería más distracción, volvió
a su rutinización; Rosseu, Volteaire, Bordiue, Malraux
para portavasos en el comedor; servirían como adornos
para la intelectualización.


El ente permanente añoraba la audaz distracción,
recurrió a su primer amor no concretado por reemplazo
de otra distracción.

 Se acordó de una chanson de Rachmaninov
y volvió a ejecutar el violín: solitario, armónico y sin rodeo al fin













 

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